
Al poco rato ha llegado el pintor, y se ha quedado en mi casa poco más de tres cuartos de hora; el tiempo suficiente para llamarme señora cuatro veces. Eso me ha creado una contradicción, porque hasta el momento me sentía como una niña estúpidamente ilusionada porque va a fregar el suelo con lluvia. No puedes ser una señora e ilusionarte con algo así (según que niño seas, tampoco). Quiero decir que una posible definición de señora bien podría ser: "Persona que no se ilusiona ante la perspectiva de fregar el suelo con lluvia". (Por otro lado, también podría pensarse que la definición: "Persona que se ilusiona ante la perspectiva de fregar el suelo con lluvia" corresponde al término pobre infeliz). El caso es que si me llega a llamar señora una vez más, me convence y tiro el agua por el váter. Suerte que soy difícil de convencer.
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