miércoles, 24 de septiembre de 2008

My Lousy Council & Me

Sadly, I have to admit it, I have an unbearable feeling of disgust everytime I'm offered the possibility to attend one of those city celebrations organised by my city Council that take place every single year. They are held at the end of summer (because at the end of summer, most people are back from their holidays and still in the mood for fun outdoors, and these parties have to be really crowded). The main attraction is the music delivered by cheap bands, the healthy-or-unhealthy-but-expensive- in-both-cases food that is served; the stalls of linen clothes that you might buy but you'll certainly never wear and-yes- the people.
Oh, yeah, lots of people: young-middle-middle-class-we're-here-'cause-we-can't-afford-to-be-somewhere-nicer-and-this-is-free-and-we'll-pretend-this-is-Central-bloody-Park families, with their running-about-and-screaming-at-the-top-of-their-voices-'cause-their-parents-can't-keep-them-under-control kids. Not to mention the I-can't-play-drums-but-I'll-bang-on-them-anyway-'cause-I-can't-be-bothered-to-learn-to-play-properly-or-buy-a-lead-for-my-dog-either-for-that-matter new hippies.
If I went, I'd have one of those I-am-too-aware-of-my-insatisfaction-to-enjoy-myself -so-I-wish-I-hadn't-come-now-I'm-dead-pissed-off-next-time-I-really-will-say-no feelings.
So I think I'll just pass (and blame it on the Council).

sábado, 13 de septiembre de 2008

Bye bye, baby. Baby, goodbye

A pesar de las incontables alegrías que me proporciona mi bebé imaginario o teórico, a veces cuando observo cómo sale el semen del sexo de D me embarga cierta tristeza. Porque en ese momento pienso en todos los hijos potenciales que ya no tendré, y me despido, y enumero mentalmente los nombres que he pensado a veces, a solas o con él, los que hemos barajado más o menos en serio durante alguno de mis interminables ciclos premenstruales, cuando no es raro que desee que Luisa ascienda nadando grácilmente dentro de mí, como una diminuta sirena celular, y que después se agarre con fuerza a mi útero. O que Jacob me hable desde dentro, que me haga prometerle que no decoraré con cenefas adhesivas la pared de su habitación, o bien me grite o me susurre que quiere nacer. Pero nunca ocurre nada de esto y entonces pienso “adiós.” “Adiós Horacio, Margaret, Jemima y Albertina. Adiós Clare, Amy, Valentine, Prince y Petra. Adiós Natascha, Bertrand, Sybill y Wolfgang Nipplesucker. Y adiós Lucas y adiós Olivia.”

jueves, 4 de septiembre de 2008

El armario mancillado

Dime Dios, ¿cómo va eso? Yo, ya ves, vuelvo de vacaciones ¿y qué me me encuentro? Pues ni más ni menos que dos cucarachas. No muy grandes- lo mejor dentro de lo peor, podría decirse-una en la cocina, otra correteando entre mis tejanos. Las maté al instante, claro, no sin dificultad, menos aún sin miedo. Precisamente esto es lo que ando preguntándome últimamente, ¿por qué me traes a casa el peor de mis miedos? Hagamos algo, hagamos uno de nuestros tratos, de esos de "si tú haces eso yo haré aquello." Cualquier cosa. Me iré de la casa, si te parece lo más conveniente. Pero no dejes que esas sucias patas transiten por los mármoles donde solía gustarme preparar limonadas y que ahora tengo que examinar triste y metódicamente antes de, sencillamente, apoyar las manos en él. Saltaré al mar desde alguna roca alta, aprenderé a vestirme como una persona adulta para ir a trabajar, lo que sea, lo que más me cueste, lo que más miedo me dé. Pero no más correteos de insectos entre mi ropa, ya no quiero tocar nada, beber de mis vasos o descalzarme en mi suelo (¿o ya no es mi suelo y todo, suelo, ropa y vasos le pertenecen ya al miedo?). Si no estás muy ocupado, ¿podrías llevártelos enseguida? Cuando vuelvas me encontrarás en otro sitio, atravesando otros temores, pero esto no, a esto no me enfrento. ¿Quieres que vaya a la iglesia? ¿que me corte el pelo? ¿que no diga nunca más que me dan grima los subnormales? No hay problema, lo que sea. Pero devuélveme mi suelo y mis paredes, libérame del miedo al miedo, del terror a la toalla y -ay!-a la sábana.